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San Martín de Los Andes, PATAGONIA ARGENTINA, Argentina
"Escribo porque eso me da alas. Puedo volar hacia mis nostalgias, hacia mi interior, abanicar al otro, recorrer el mundo y mirar a GAIA. Escribo porque eso me da otras vidas, con la mía no me alcanza."Ana Amría Manceda

viernes, 21 de diciembre de 2018

JORGE LUIS BORGES. DE EL OTRO, EL MISMO

Dos poemas ingleses[viii]
A Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich
¿Con qué puedo retenerte?
Te ofrezco magras calles, ocasos desesperados, la luna
de los corroídos suburbios.
Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado
largamente a la luna solitaria.
Te ofrezco mis antepasados, mis muertos, los fantasmas
que hombres vivientes han honrado en mármol:
el padre de mi padre muerto en la frontera
de Buenos Aires, dos balas a través de sus pulmones,
barbado y muerto, envuelto por sus soldados
en el cuero de una vaca; el abuelo de mi madre
-con tan solo venticuatro años- encabezando
una carga de trescientos hombres en el Perú, ahora
espectros en desvanecidos caballos.
Te ofrezco cualquier agudeza que puedan contener
mis libros, cualquier hombradía o humor en mi vida.
Te ofrezco la lealtad de un hombre que nunca ha sido leal.
Te ofrezco ese meollo de mí mismo que he salvado,
de alguna manera: el corazón central que no
comercia con palabras, no trafica con sueños,
y está intocado por el tiempo, por la alegría,
por las adversidades.
Te ofrezco la memoria de una rosa amarilla vista
en el ocaso, años antes de que hubieras nacido.
Te ofrezco explicaciones de ti misma, teorías sobre ti misma,
auténticas y sorprendentes noticias de ti misma.
Te puedo dar mi soledad, mi oscuridad, el hambre
de mi corazón; trato de sobornarte con
la incertidumbre, con el peligro, con la derrota.
Jorge Luis Borges /(De El otro, el mismo)

martes, 18 de diciembre de 2018

Paul Klee (Münchenbuchsee, Suiza; 18 de diciembre de 1879 - Muralto, Suiza; 29 de junio de 1940) fue un pintor alemán nacido en Suiza,1​ cuyo estilo varía entre el surrealismo, el expresionismo y la abstracción . Maestro del color y el ritmo pero un espíritu libre de los estilos.
El prolífico artista alemán de origen suizo estuvo influenciado por el cubismo, el expresionismo y el surrealismo, pero exploró su propia técnica para expresar su gran personalidad
ELPAIS.COM
El Centro Pompidou acoge la mayor retrospectiva desde 1969 sobre uno de los genios del siglo XX. 230 obras conforman el viaje

jueves, 29 de noviembre de 2018

BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO

Hoy Google homenajea la época del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo. aquí dos reproducciones que tengo y me encantan. Fue un pintor barroco.El Museo de Bellas Artes de Sevilla renueva la percepción del pintor a través de una antológica con 55 obras, una veintena de las cuales se muestra por primera vez en España
Bartolomé Esteban MurilloVer fotogalería
'La Virgen con el niño' (1675), de Bartolomé Esteban Murillo, procedente de la Galleria Corsini de Roma.
A estas alturas del año, cuando está a punto de terminar la celebración del 400 aniversario del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo, al público aún le aguardan sorpresas. Y la mayor de ellas se halla en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, la ciudad en la que nació y trabajó el que ya en 1724 Antonio Palomino, autor de su biografía, llamaba "el pintor de Sevilla por antonomasia". En este espacio monumental, en la que fuera la iglesia del antiguo convento de la Merced de Sevilla, puede descubrirse a otro Murillo, un pintor moderno, innovador en el uso de la luz, arriesgado en las composiciones, comprometido con la sociedad de su tiempo y alejado de las interpretaciones beatíficas y edulcoradas que propagó el nacionalcatolicismo. Así lo presenta Murillo. IV centenario, la antológica que se inaugura este jueves, con 55 obras del pintor sevillano, de las cuales 20 no se habían visto antes en España.
Todo un despliegue realizado gracias a una veintena de prestadores internacionales —entre los que se encuentran el Louvre (París), la National Gallery de Londres, el Metropolitan de Nueva York o la Galleria Corsini de Roma— y cinco nacionales —como el Prado y varias colecciones particulares— que permite recorrer la producción de Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617-1682) a través de obras desconocidas en España, muchas de las cuales salieron del país a finales del siglo XVII y comienzos del XVIII adquiridas por comerciantes extranjeros o por casas reales europeas. "Son pinturas devocionales muy íntimas y de género en las que retrata a niños y personajes populares que entonces eran más valoradas en Europa y que salieron muy pronto de España, por eso son menos conocidas", apunta Ignacio Cano, quien ha comisariado la exposición junto a Valme Muñoz, directora de Bellas Artes de Sevilla-




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                                                         niño jugando a los dados
                                                              niños comiendo uvas-

viernes, 16 de noviembre de 2018

FORTUNA . IDA VITALE . PREMIO CERVANTES 2018

FORTUNA . IDA VITALE
Por años, disfrutar del error
y de su enmienda,
haber podido hablar, caminar libre,
no existir mutilada,
no entrar o sí en iglesias,
leer, oír la música querida,
ser en la noche un ser como en el día.
No ser casada en un negocio,
medida en cabras,
sufrir gobierno de parientes
o legal lapidación.
No desfilar ya nunca
y no admitir palabras
que pongan en la sangre
limaduras de hierro.
Descubrir por ti misma
otro ser no previsto
en el puente de la mirada.
Ser humano y mujer, ni más ni menos.
Información sobre este sitio web
CLARIN.COM
La poeta que le escribió a la nieve, al invierno, a la tormenta de Santa Rosa, al mundo, a la fortuna de "ser humana y ser mujer"... en fin, a la libertad y a la vida.
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Ana María Manceda Se formó como docente pero ha dedicado la mayor parte de su vida al trabajo literario. Ha sido una prolífica ensayista y traductora, así como editora de revistas culturales. No obstante, se destacó como poeta y afirmó “la poesía busca sacar de su abismo ciertas palabras que puedan constituir el tejido de cicatrización en el que todos andamos sin saberlo”. 

La dictadura uruguaya la llevó a exiliarse en México en 1974 y, aunque regresó a Uruguay en 1984, al poco tiempo se radicó definitivamente en los Estados Unidos. Los reconocimientos a su obra en la literatura hispanoamericana se hicieron presentes en su edad avanzada; entre ellos, el doctorado honoris causa otorgado por la Universidad de la República en 2010, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2015, y el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca en 2016.
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martes, 23 de octubre de 2018

AMAR LA POESÍA, por Nicolás del Hierro

AMAR LA POESÍA, por Nicolás del Hierro

Música recomendada

Expuesto así, dicho así, sólo como título, “Amar la poesía”, y para llevarla a efectos de fusión anímica, puede parecernos un tanto sencillo; no obstante, como cualquier elevada sencillez, este despertar al amor y al seguimiento de la misma bajo los cauces de la exigencia poética, considero que requiere cierta predisposición y no poca entrega personal.

Todo amor, y la poesía nunca dejó de ser el gran amor de quien la escribe, en su manifiesto y receptividad necesita de un especial estado psíquico que despierte y atrape la sensibilidad del propio yo. Aquello que no nos motiva, jamás avivará en nosotros el instinto sensorial. Hay quienes consideran que la poesía es sólo una entelequia, una ensoñación, y puede que no les falte su parte de razón; pero no por ello deja de ser una necesidad, una descarga del espíritu que debe tributar su mensaje sobre no pocas parcelas científicas, sociales y humanas con la mayor aportación de la estética lingüística.

Contrariamente a otras manifestaciones, como pueden ser la arquitectura, la escultura o la pintura, incluso cuando de la propia naturaleza nos atraen sus encantos, éstos y aquéllos nos irrumpen casi siempre a través de la mirada. Sin embargo, no pocos estaréis de acuerdo conmigo en que la poesía es diferente: la poesía suele invadirnos por y desde el sentimiento personal, algo que se comunica internamente con un extraño yo en el perfilado ejercicio a través de la simbología y de la metáfora, siempre y cuando uno sea capaz de arrancarle al diccionario la utilidad de la expresión, su legado, su estética y su ritmo.

Considero que, en esto, es muy similar a la música. Y del mismo modo que su creador, sus creadores han de hallarse en una predisposición especial para llevarlas al folio o al pentagrama, su receptor o receptores han de vivir la voluntad que le otorga su espíritu para disfrutar del mensaje. La poesía como la música son latidos internos que no pretenden otra unción en el estado anímico del receptor que aquella que despierte una predisposición fraterna, siempre, claro está, que sus comunicados aporten la virtud del mensaje.

El dualismo con que fonética y notas fraternizan, hemos de percibirlo a través de la palabra hecha ritmo y del ritmo trascrito en sonidos. No hay creación poética ni partitura musical sin despertar el estado anímico de sus creadores, no pueden percibirse sin la predisposición al ritmo y la belleza, la imagen auditiva que una y otra suponen. El poeta, como el compositor, son filtros de la entraña en sus mejores momentos de creatividad.

La poesía es una descarga psíquica que ha de generarse en el receptor casi con la misma intensidad que se manifiesta en el poeta al ser creada. De hecho nos sucede que la lectura de un poema despierta en nosotros mayor o menor afectividad y efectividad, según el momento que invada yo. No siempre estamos motivados para leer poesía; como no siempre recibimos de la música idénticas reacciones.

En el gran síndrome con que la muchedumbre nos envuelve, uno puede ser el más solitario de los seres. Pero sucede también que esta misma intimidad puede convertirnos en el más comunicado y comunicador de los humanos: es cuando el poeta descubre que soledad y poesía resultan un binomio perfecto para el creacionismo. “Poesía y soledad se convierten en conceptos sinónimos”, como dejara escrito mi buen amigo Pedro A. González Moreno.

Al tiempo que la poesía es amada, ella misma nos conduce al amor. Desde la sensibilidad que al espíritu motiva, es capaz de despertar el amor y ser amada al mismo tiempo. Se cumple aquí la definición unamuniana, cuando dijera que “un poeta es el que desnuda con lenguaje rítmico su alma”.

Por supuesto que resulta una perogrullada cuando, en román paladino, se asevera que cada maestrico tiene su librico. Sin embargo, tal axioma no deja de poner una verdad eterna sobre los folios. Es decir, que aunque sepamos y observemos preceptivas y reglas, el empleo de la palabra y su concepto han de ser específicos. Todo creador que se precie ha de buscar su estilo personal, su yo exigente y necesario, en la parcela del universo que pretende moverse. Esta no consecución conduce a la indiferencia.

Los interrogantes y afirmaciones sobre tal consecuencia se harían numerosos, y acaso nos resultaran insuficientes para una luz determinante. Es cierto que la más fácil y acertada respuesta a todas las preguntas, tratándose de poesía, sería decir que la escribimos por necesidad. Por necesidad anímica llegamos al poema, esta necesidad nos impulsa y escribimos cuando ella nos lo reclama, incluso cuando el concepto temático lo estamos recibiendo desde el exterior. Ya hemos dicho que el poeta es un filtro y como tal se comporta. Filtra, modela, moldea, embellece, sensibiliza...  El autor o la autora deben ser dominadores de estos impulsos.   

La poesía es un sentimiento tan interno que exige el apoyo de un estado visceral específico. Pero es aconsejable que cuando ese embrujo llegue nos halle con el lápiz en la mano: “que la inspiración nos coja trabajando”, dicen que decía Juan Ramón Jiménez.Pero esto, que ya se ha repetido infinidad de veces, es necesario que lo repasemos y aprendamos todos y todas; que no lo olvidemos. Se dice que los dos primeros versos de cada poema los dictan dios o el demonio. Y no les falta razón a los afirmantes. Basta sólo que analicemos el golpe de estética o fuerza de imagen con que arrancan buen número de poemas.

Ese toque poético es un soplo que pasa, como la suerte, una sola vez por nuestra puerta. Un soplo divino o diabólico, que debemos coger venga de quién venga. Cuántas veces, nuestro bloc auxiliar de bolsillo se acerca al trabajo de un lápiz por la momentánea aparición de uno o dos versos. Es el momento en que empezamos a depender de esa fuerza interna que impulsa nuestro yo sensorial, cuando el equilibrio estético exige sus mayores niveles de concentración. Luego, en el transcurso del trabajo, cuando la predisposición se hace más nuestra, ocasiones hay en que uno está escribiendo y la mínima distracción nos aparta del tema, originando un vacío entre el pulso y la mente que destroza el hechizo. Y hemos de dejarlo. Porque ya no es posible, porque el cepo que atrapaba las vísceras sensoriales se abrió y las ha dejado libres; ya no transmiten su latido al cerebro haciéndolo brotar en la yema de los dedos a modo de vocablo susceptible y más o menos acertado, rítmico y estético; pues, no debemos olvidar que el sentimiento temático, cuando se llega al poema, debe estar enmarcado por el pentagrama de la música, crecido en la selección del lenguaje y arropado por el tul de la mayor sensibilidad que transmita su función. Sin esa conjunción, sin ese ayuntamiento no habrá poema ni partitura que merezcan la pena de ser leídas ni escuchadas. Habremos de esperar a que nuestra parcela personal disponga nuevamente su tempero para darle cultivo; porque lo que nunca debemos olvidar, es que escribir es un trabajo de exigencia; una exigencia que eleva el nivel de su mercurio si hablamos de algo tan entrañable y tan nuestro como es la poesía. Eso tan íntimo, y a la vez tan efusivo y volátil, que imprescindiblemente necesita el amor y el saber de quien la escribe, si como autor pretende que el lector se contagie con el modo de amarla.